Reconstrucción
03/12/2020 10:18
La pandemia ha sacado lo mejor del ser humano, nuestra capacidad de resiliencia y nuestra solidaridad, pero también ha puesto en evidencia las muchas carencias que aún tenemos como sociedad. Las personas con discapacidad y nuestras familias has sufrido los estragos del aborrecible virus, pero también estamos demostrando, a través de las entidades sociales y de las propias personas, que nuestra capacidad de respuesta ante las adversidades es inmediata y eficiente, poniendo los medios que están a nuestro alcance y reinventándonos en tiempo récord, minimizando los efectos de la pandemia y proponiendo medidas de futuro que consoliden a las personas con discapacidad como parte de las soluciones de los desequilibrios que aún caracterizan a nuestra sociedad.
Durante estos largos e insufribles meses, las personas con discapacidad hemos vuelto a notar muy de cerca el aliento y la solidaridad de nuestros vecinos, conciudadanos y el esfuerzo, nunca suficientemente agradecido, de todos los profesionales sanitarios y sociales. En momentos de crisis sacamos lo que mejor nos caracteriza como seres humanos y al mismo tiempo descubrimos que aún estamos lejos de nuestra mejor versión como sociedad. A pesar de que existe todo un marco normativo fundamentado en los derechos humanos, durante esta pandemia las personas con discapacidad han vuelto a sufrir la falta de accesibilidad universal, la carencia de un eficiente espacio sociosanitario, la imperiosa necesidad de reformar la Ley de Propiedad Horizontal, la falta de apoyos dentro y fuera del domicilio como la asistencia personal o la falta de accesibilidad en el acelerado proceso de digitalización de la información y los servicios. Estas carencias junto con la discriminación aún existente en el acceso al empleo o la falta de apoyos reales a las familias nos han situado en una situación límite difícil de entender y de soportar.
Subrayo que dificultar el acceso al empleo, no por una insuficiente demanda del mercado laboral, sino por una legislación aún escasa y timorata, no favorece la inclusión en el mercado laboral de miles de personas con discapacidad sobradamente preparadas, y una infundada falta de confianza de una buena parte del empresariado rebaja nuestras posibilidades de contribuir e incluso nos humilla como personas, porque uno de nuestros derechos fundamentales lo seguimos viendo lejano e inalcanzable.
Ahora que vamos a necesitar reconstruir nuestro país es un momento inmejorable para también reconstruir nuestra sociedad y que el principio de igualdad de oportunidades sea la correar trasmisora de todo este proceso en el que las personas con discapacidad tenemos depositadas muchas de nuestras esperanzas en formar parte activa de una sociedad que debe abrir las puertas a quienes queremos poner nuestro conocimiento y nuestra experiencia al servicio de todos y para beneficio de todos.
Para reconstruir apoyándonos en principios de igualdad y sostenibilidad debemos contar con todos y dialogar con todos. Ahora exigimos que se escuchen a las personas con discapacidad y a sus familias y a las entidades que nos representan y lo reivindicamos, porque no tenernos en cuenta o no conocer nuestras prioridades de nuestra propia voz y de nuestra propia experiencia es no tener la voluntad de hacer más robustos los cimientos de una sociedad que se ha tambaleado.
Hoy, 3 de diciembre, Dia Internacional de las Personas con Discapacidad puede ser un buen día, como decía un Maestro, para aprovechar que la reconstrucción de todo un país sea cosa de todos.









